sábado, 21 de noviembre de 2020

(Stuck by) The Deadly Rhythm

Confinamiento, hiper-productividad y la pesadilla retromaniaca en las músicas 


Fotografía por @albor_fotografía


Hacemos esta corta entrada para redirigir a un texto que compartieron amablemente las personas de Carcaj, una revista digital sumamente interesante cuyo contenido considero altamente recomendado.

En el texto, escrito hace meses atrás, propongo algunas ideas sobre la hiper-productividad y el almacenamiento digital infinito en las músicas (conceptualizado como Retromanía por Simon Reynolds) haciendo una lectura no muy positiva sobre lo que está siendo/fue la escucha y consumo de músicas durante el período de este confinamiento, del que hoy escapamos. De a poco. No he revisitado mis ideas, pero el entusiasmo de compartir pensamientos en relación a lo ocurrido sigue en pie. No dejemos el diálogo.

Aquí el enlace para leer.

Abrazo austero, abrazo sincero: tolkv - zhy

Esta entrega es de esas que me hacen querer hacer cosas, crear música. Ese incentivo no siempre lo obtengo, pero acá se hizo presente. Y qué gusto tengo de poder decir que todo este entramado se da en el marco de una amistad con quienes son responsables de esta música de la que hoy escribo.

Compuesta por 4 piezas, donde sólo dos de ellas se enmarcan en la idea-formato de canción, este álbum debut es un arranque fuerte y seguro, mas no así lo que me transmite su música: Vulnerabilidad y contención. No atrevería a decir que es una pausa, pero sí un limbo, una invitación a un momento a paso lento. 


Portada del álbum Tolkv - z h y


Tengo que comenzar hablando de los momentos de este álbum. Resulta muy interesante la compensación-balance-equilibrio que se genera en relación al álbum todo: En la primera pieza, Numine, y en la última, Tyrell, hay elementos clave que me permiten establecer una narrativa. Estos elementos son la apertura a la manera de grabación de campo de lo que, puedo deducir, es la puesta de un cassette en una radio o algo parecido y, asimismo, en el cierre se ubica el posible sonido de sacar el cassette. También sucede que estas piezas, la primera y última, se ven "interrumpidas" por un cambio abrupto en la textura, lo que me hace pensar en la reminiscencia de la cinta del cassette alterada, tanto al comienzo (primera pieza) como al final (última pieza), como si el cassette tuviese ese daño producto del juego con la cinta. Hablaríamos entonces de un cassette que alberga un contenido de ensayo, de prueba. Uno utilizado para grabar ideas o juegos con sonido. Y es eso precisamente lo que me transmite este álbum, es esa la contención en la que me ubico yo, a través de esta música; la de revisitar un algo, probablemente una sensación que se tenía con algo... y me arriesgaría a poder decir que es algo musical, a través del mismo relato que voy creando. Si la reminiscencia es a un cassette, entonces muy probablemente lo que nos estamos jugando es algo relacionado a la música y los recuerdos. 

La pregunta es cómo no situarse en un espacio donde los recuerdos se hacen presentes con una pieza de obertura tan sugerente de aquellas instancias. Dos acordes al sintetizador, paso lento, una guitarra eléctrica de melodía clara y emocionante, en repetición, todo para caer abruptamente en un mar difuso de sonidos alterados, posiblemente ralentizados (de nuevo una sugerencia a los efectos de la cinta), con glitch. Esta pieza sirve no sólo como posible obertura conceptual, sino también es una declaración de textura: Elementos no numerosos, definidos en su origen, pero que gozan de una complejidad espacial y tímbrica, ayudados por delays y reverberaciones, con arreglos muy sutiles, nada de abusos. La austeridad se hace notar. Dicho y hecho: la segunda pieza, Uvid, goza con estas características. Pero como había hecho notar al comienzo de este escrito, Uvid corresponde a una pieza que es una canción, que incluye una línea de voz que me transmite cobijo y fragilidad. Entre el rasgueo de guitarra acústica, una especie de percusión tipo drum machine, y diversos (pero austeros) arreglos instrumentales, esta canción goza de emocionantes momentos y un coro pegadizo. La tercera pieza, Slo, a la manera de la primera, es un instrumental muy complejo texturalmente, con un corto diálogo sacado de alguna serie o película. Una transición que juega un bello contraste con la última pieza y canción: Tyrell. Esta canción debe ser la más emocionante para mí, y en el mismo código que el segundo track, está basada en acordes de guitarra acústica, beats tipo drum machine, y arreglos de sintetizador y algo parecido a un xilófono o glockenspiel. En esta canción me transmite cobijo también, pero no compartido con fragilidad, sino con entrega, una especie de revelación amorosa, no necesariamente en un sentido romántico. La aparición del sonido de órgano me resulta sumamente placentero y emocional, un acierto total. Como había advertido, esta canción también presenta un cambio abrupto a un momento musical que me recuerda los videojuegos: una melodía escueta de sintetizador, acompañado por un arpegio de guitarra acústica, y un caótico entramado sonoro entre pitch shifting y glitch.

Tolkv se asoma como uno de mis lanzamientos favoritos del 2020, y se suma con un arranque potente bajo al catálogo de Samsara Records. La propuesta me parece sumamente original, difícil de clasificar (y si tuviese que hacerlo, sería entre dreampop o algún derivado más específico), desafía la idea de banda e instrumentación típica de la mayoría de lanzamientos que han salido este año, desafía también la inmediatez del single y del álbum-compilado, proponiendo un álbum con concepto, y donde hay un trabajo muy claro en propuesta musical y sonora. Sin más, los dejo a todxs invitadxs a escuchar y seguir:

 





martes, 2 de junio de 2020

Psicografías de oscuridad y dolor: Entrevista a Migliz Mena

Hoy tengo el agrado y fortuna de presentar un nuevo formato para esta plataforma, a través de un debut que, a mí parecer, merece atención. Migliz Mena es una artista que tuve la suerte de conocer hace un tiempo, en el contexto de la gira "Bruma del Sur" de Principiante, acá en Chile el verano del 2019, cuando pasaba por la quinta región y a quien tuve la fortuna de acompañar, también, en algunas de sus presentaciones. En una fecha memorable en el centro artístico y espitirual Dharma en Concón, es que conocí y escuché a Migliz. Creo que todxs lxs presentes nos volvimos fan inmediatos. Para mí, fue un Momento, así con m mayúscula. Dejando las flores de lado, Migliz nos presenta su álbum debut homónimo solista, el cual me sorprende por su austeridad instrumental y profundidad emocional. Voz, ukelele, grabaciones de campo, reverb, y letras sobre experiencias íntimas, algunas directo al mentón. Toda esta experiencia me motivó a realizar una entrevista a esta prometedora artista que hoy da un primer (gran) paso. 

Proceso de grabación en Estudio Budō, fotografía por @sakurapostales


- Para comenzar, cuéntanos un poco de tu experiencia en la música y cómo es que llegaste a tomar la decisión de grabar un álbum

La única forma que se me ocurre de hablar de mi experiencia con la música es compararla con la parapsicología, así de absurdo puede ser, pero la puedo resumir en una serie de eventos extraños o fenómenos sugestivos que se han cultivado en mi cerebro desde que tengo memoria y tal cual como lo vemos desarrollado en un thriller estuve batallando con ella y sus apariciones fantasmagóricas a lo largo de mi vida. Nací y crecí en una familia artística y fui estimulada de esa forma desde muy temprana edad pero por alguna razón todo lo referente a la música para mi siempre fue un conflicto. Mi primera canción la compuse a los 6 años y desde ese momento no he parado de generar melodías casi involuntariamente, sin embargo la primera vez que compuse una canción y se la mostré a alguien fue a los 17 pues como explicaba el hecho de que viniera esta música a mi de forma espontánea hacia que automáticamente me tapara los ojos (u oídos) e hiciera cualquier esfuerzo para que desapareciera.

Hoy en la madurez solo puedo hacer suposiciones sobre esto y como seguramente era una manifestación de mi inseguridad. Lo pude dominar ya siendo adulta y estudiándola de forma técnica digamos que perdió parte de lo que la hacía espeluznante para mi cuando era más chica  pero hasta hoy sigue siendo una constante ese escalofrío cada vez que se presenta ante mi algún desarrollo creativo musical.

Después de algún tiempo conocí a personas que se alineaban a algunas de mi preferencias musicales y comencé a participar en varios proyectos donde me fui descubriendo realmente como músico pero de alguna manera seguía renegando de mi voz, de hecho el proyecto donde me he mantenido activa por más tiempo hasta la fecha era instrumental [Días de Septiembre]

Cuando emigré a este país lo hice por supuesto pensando en continuar en la medida de lo posible en caminos musicales pero antes de hacerlo había una lista larguísima de prioridades y eso sumado a que no conocía a absolutamente nadie acá mucho menos a nadie que hiciera música estuve en silencio por muchos años y muy lentamente fueron apareciendo algunas cosas. Propuestas, colaboraciones, etc. Pero a excepción de un par de ellas ninguna caló realmente en mi vida contemporánea así que seguí dejándolo pasar hasta que finalmente a mediados del 2016 comencé por primera vez a componer y almacenar canciones con la conciencia de quizás grabarlas y difundirlas en alguna oportunidad.

La realización de este disco se la debemos por siempre a Daniel Puelma de Estudio Budō jajaja estoy segura que si el no se hubiese empeñado en hacer que grabara todavía no hubiese pasado. Fueron muchos años de hacerle el quite por una cuestión principalmente de vida de migrante en donde sin darte cuenta te ves inmerso en un circulo vicioso de actividades que parecen vitales para tu supervivencia y que no te dejan espacio para nada que no lleve a recibir alguna remuneración para lograr finalmente vivir como una persona normal y segundo porque aparecían de nuevo esos fantasmitas en mi cabeza que me hacían cuestionar la calidad de mi música.

En ese sentido creo que realmente no decidí yo grabar este grupo de temas si no más bien respiré profundo y me dejé llevar.

- ¿Cómo influenció el proceso de grabación en Estudio Budō en el resultado de tu música?

Pues me parece que habiendo dicho lo anterior queda super claro que Estudio Budō juega un papel demasiado importante y esencial en lo que terminó resultando de la grabación de los temas.

Anteriormente había entrado a un estudio a grabar y aunque fueron experiencias exitosas definitivamente este proceso fue distinto para mi, siento que la cercanía humana y me atrevería a decir espiritual del equipo de Estudio Budō hacen que puedas conectarte muy fácil con lo que quieres hacer y que todo fluya de forma muy orgánica. Estoy infinitamente agradecida, contenta y satisfecha con el trabajo final y estoy segura de que es así porque siempre me sentí respaldada por personas talentosas, humildes y comprometidas con el arte de registrar música.



- Respecto a las canciones, me llama la atención su estructura y la manera que me sugieren que fueron abordadas, donde el canto y lo dicho tiene un rol más estructurante que el acompañamiento, siendo este último "minimalista" en el sentido cotidiano de la palabra. ¿De dónde viene esta decisión, hubo algún camino sugerido en el proceso de la composición o fue algo más bien fortuito?

Sí. definitivamente tienen una estructura minimalista con la que no siempre estuve amigada. Fue parte de esa lucha con el canto y la herramienta voz dentro de mi recorrido en la música pero al final lo abracé como representación de que realmente lo simple es lo más complejo y es justo eso lo que vamos olvidando mientras adquirimos mas experiencia o técnica en la música entonces es mucho más fácil disfrazar por decirlo de alguna manera las ideas. Es un arma de doble filo en realidad porque puedes dar con una trascendencia desde la música hacia la emocionalidad de quien escuche o puedes debilitar el concepto hasta hacerlo insulso.

En mi opinión el protagonista de estas canciones es su discurso verbal, creo que desde el comienzo fueron eso. Pequeños ensayos con acompañamiento.

- ¿Tiene alguna relación con lo sugerente de algunas canciones con músicas de tradición latinoamericana?

De una forma indirecta sí, es decir, no fue este género el concepto generador de las piezas registradas pero el folclore de mi país y más allá el de latinoamérica en general me ha acompañado de forma más cercana que nunca desde que emigré. No con una forma nostálgica a la que regrese para sentirme más cerca de donde nací si no más bien porque a pesar de cualquier disconformidad con mi tierra, social, política y hasta climática jaja siempre me he sentido muy orgullosa de nuestra música y su peculiaridad sobretodo por el amplio abanico de géneros que se extiende a lo largo de la tradición musical venezolana en donde podemos ser maestros en melodías de una complejidad barroca y por otra parte confeccionar tonadas de hermosura incomparable con muy pocas notas, entonces el llevar siempre presente esto creo que me da algo más de confianza al pensar que quizás no es tan descabellado haber tomado el camino de lo simplista.

- Debo detenerme a preguntar por un comentario que hiciste con respecto al proceso de hacer un álbum con este contenido, donde "Nunca antes había escrito canciones como espejo de mi propia personalidad y nunca más lo volveré a hacer". Me llama atención lo determinado que que significa decir algo así, ¿qué del proceso te hace sentir y pensar algo como esto, para llegar a tomar esta decisión? Y en relación a esto último, ¿piensas seguir creando y mostrando material musical pero no mediante el proceso que dices nunca volver a hacer?

A pesar de que el 2020 se está ganando el lugar del año más complicado que le ha tocado vivir a las generaciones contemporáneas, para mi el 2018 y 2019 siguen teniendo el puesto nº 1 en años catastróficos jaja. Atravesé por muchísimas situaciones que me pusieron al límite de mi vida y que sin quererlo traspase a la música. La mayoría de estas canciones surgieron casi psicográficamente mientras estaba en lugares de mucha oscuridad y dolor, las componía de principio a fin cantándolas y tocándolas mientras las grababa con mi celular como si ya me las supiera. De hecho nunca las escribí, cosa que fue una pesadilla para mi a la hora de saber que tenía que reinterpretarlas para tocar en vivo y posteriormente para grabar el álbum jajaja pero ahí me di cuenta que no era difícil rescatarlas y pasarlas al papel si no justamente re-conectarme con esos sentimientos de agobio. Entonces a menos que vuelva a pasar por circunstancias así (que espero con mi corazón que nunca más) creo que no sería capaz de pintar mi vulnerabilidad en una obra musical.

Soy comunicadora visual y guionista de profesión así que contar cuentos no es algo que me sea ajeno, de hecho me siento muy cómoda imaginando y relatando historias con o sin acompañamiento pero fue hasta hace muy poco que en el ámbito musical las historias comenzaron a partir de un sentimiento mío, de un sentimiento real o de una vivencia específica de mi tiempo presente. Quizás no lo hacía antes porque no me había encontrado nunca en la necesidad de drenar emociones y pensamientos que tenía atrapados por medio de la música, esta parte siempre la lograba a través de la corporalidad y el movimiento en la danza pero nunca con la música.

Desde la grabación de los temas que registramos hasta ahora han pasado varios meses y me he mantenido en constante creación sin pensar de forma intencional en que el desarrollo compositivo esta siendo distinto al anterior pero si hay un salto aparte, es otro mundo, lo que reafirma mi declaración de que muy probablemente este disco sea un elemento diferenciador de lo vaya a venir después.


 - ¿Hay algo que esperas en relación a tu álbum? Ya sea en relación a la escucha del público, algún mensaje que quisiste entregar, o algo que te hayas jugado en el proceso previo a su lanzamiento, etc.

Siento que desde que comenzó ha sido un proyecto tan personal que todo lo que traiga es completamente inesperado. Solo confío en que en esta conexión invisible que tenemos todos los seres vivos habrán probablemente personas que de alguna manera se vean reflejados en algún sentimiento que les evoque mi música y si es así y sirve para nos acompañemos en el tiempo y el espacio ya me doy por complacida.

- ¿Qué piensas de debutar con un proyecto en un momento de crisis política y sanitaria nacional, donde las formas de distribución de material artístico quedan mayoritariamente acotadas a las ventanas que ofrecen las plataformas digitales?

Pienso que ahora más que nunca se hace necesaria la música y las artes. La expresión artística tiene un poder sanador que trasciende cualquier creencia o dogma porque su alcance es transversal y puro por eso precisamente es tan importante. Que las cosas se hayan dado para que mi música vea la luz en un momento como este me sirve para sentir que estoy aportando a ese proceso restaurador físico y emocional en el nos encontramos.

Por supuesto que las plataformas digitales son una herramienta de suma importancia para quienes intentamos hacer vida con nuestro arte y siendo este minuto lo único que tenemos creo que debemos buscar la manera de aprovecharlas para poder llegar efectivamente a muchas más personas. En lo personal estoy bastante atrasada en lo que a temas de difusión digital se refiere creo que es la parte que menos me gusta cuando pienso en una vida dedicada a el arte jaja pero me siento tranquila y feliz de tener la orientación y apoyo de equipos como el de Estudio Budō y Samsara Records.



También puedes escuchar el álbum en Spotify y descargarlo por Bandcamp.

jueves, 23 de abril de 2020

Más que un inmediato absoluto: 9 Lágrimas - Beatrice Beatrice

Me llama mucho la atención cómo es que las músicas bajo autoría (no-anónimas) pueden generar discursos, conflictos, pensamientos y posicionamientos al fin, en relación a la entidad que les da origen como materia (el/la/le creadorx). Y lo digo de esta manera, "pueden generar", dado que potencialmente existe esa posibilidad, pero no veo ni recibo pensamientos al respecto, al menos en mi círculo. Y eso que soy músico. Lo más cercano a una reflexión de este tipo es el comentario de fan en relación a una entidad creadora y su diversificación estilística o de género en el tiempo: "es una lástima que hayan cambiado su estilo", o por el otro lado, "me gusta esta evolución que está teniendo esta banda". Es el único momento, indirectamente, en que se hace alusión a una problemática de autoría. Qué es un proyecto, qué es una banda, finalmente. Qué significan músicas tan diversas bajo el mismo nombre. Por qué me gusta un proyecto si sus músicas son tan diversas, qué es lo uno, el conjunto, ¿hay, si quiera, un eje al que pueda referirme cuando digo, por ejemplo, que me gusta Radiohead, Touché Amouré, o en este caso, Beatrice Beatrice?

Albor Fotografía @albor_fotografia


La nueva entrega de Beatrice Beatrice me hace eco por diversas razones. La primera, y que dejo entrever en mi reflexión anterior, es en relación al cambio estilístico o de género. 9 Lágrimas se caracteriza por el uso de piano acústico, junto con acompañamiento de grabaciones de campo, grabaciones que por sí solas podrían ser consideradas paisaje sonoro. Es como nada a lo que se ha podido predicar en Beatrice, nada me hace prever que esto podía suceder. Las primeras cinco piezas, 9 Lágrimas, Hortensias azules, Tu tristeza está por encima de todas las demás, El ardid en mi corazón y Por tu gracia, se caracterizan por tener la misma configuración anterior (piano+grabación de campo) pero evocando distintos momentos. La sexta y última pieza sorprende por ser una grabación a secas: ronquidos, titulada Entre el amor y el deseo.

Albor Fotografía @albor_fotografia


Cuando me pregunto por lo que puede significar este cambio de sonido, por tanto de música, no puedo dejar de fijarme en lo que me evoca esta nueva entrega a nivel de (mi) historia musical: Erik Satie, piezas minimalistas, músicas para piano que contemplan el sonido del material acústico (golpe del tecleo, maderas que crujen, leve desafinación en algunos casos)... Y, a la vez, en lo que me evoca en relación a Beatrice mismo como proyecto, cuyos materiales anteriores me remitían al ambient o post-rock. Por un lado, me entrego a lo inmediato de la música (su carácter temporal-horizontal como dirían algunos), pero por otro, no puedo dejar de cuestionarme, sin ser pesante, en lo que se inscribe en la música y la significa. Más bien, en lo que yo inscribo y cómo significo. Cuál es mi historia de las músicas, cuál es mi historia con el proyecto. Al final, qué me hace gozar de esto a través de Beatrice Beatrice... creo que nunca se trata del qué. Me refiero, nunca se trata de la materialidad sola, nunca es el cuerpo abstracto, como si este estuviese totalmente vacío o totalmente lleno. Lo que me permite disfrutar de la soledad, el cariño, y esta fuerte sensación de introspección que encuentro en el álbum no es la sonoridad sola, es la música-que-es-más-que-sonido y más que un inmediato absoluto. Y aquí retomo con lo que dejé en suspenso en un comienzo: la autoría no es un abstracto. En la autoría se inscribe algo que no tiene definición, pero que sin embargo está ahí. Como si no hubiese palabra, no pudiese ser dicho, pero hay una sensación ahí que me hace sentir que estoy con Beatrice Beatrice y no con cualquier otra cosa. Insisto, no se trata de la qué-cosa, y pienso que en una mayor medida se trata del cómo-hacer de la cosa.  De un approach a la música que se inscribe a través de cosas que no suenan: partiendo por la autoría.

Albor Fotografía @albor_fotografía


Si me toca hacer la bajada de cómo lo anterior se manifiesta en mí y en relación a Beatrice Beatrice, tendría que decir que hay un dos detalles que me resultan muy relevantes en su producción, y que creo no poder separar: la introspección en un gran sentido, y su manifestación lingüística posible, me refiero a los títulos de las canciones y su presentación. Estas dos cosas actúan en conjunto, una me remite a la otra y vice-versa, y no puedo dejar de sentir que estoy en presencia de una búsqueda interna, de algo de individuo, siempre desde una perspectiva de un unx consigo mismx. Y esto es algo que atraviesa, en mi relación con Beatrice Beatrice, toda su obra, e incluso ante este gran cambio de sonoridad que no sólo es causado por una reflexión o decisión artística premeditada, sino por circunstancias demasiado concretas, como la posibilidad de acceder a un piano, un viaje, la soledad, y una grabadora. Es esta conjunción de lo situado, en cierto sentido inmediato, en relación con sus polivalencias (lo historia del proyecto y mi historia con el proyecto, entre otras cosas), son elementos que conforman el fenómeno de la autoría, y que nosotros aceptamos en todo momento, menos cuando la fanaticada exige que su proyecto favorito no cambie de rumbo (que es pedir lo imposible). Me pregunto hasta dónde se puede estirar el fenómeno de la autoría si nos pensamos en contextos de era digital e imagen (como me comenta un amigo) o referente a la cuestión del derecho de autor... Y cómo nosotros también aceptamos y significamos a través de esto. Dejo la pregunta abierta.



                                                                                                                                             -Josef

lunes, 6 de abril de 2020

Cirugías: Sesión Bushidō n°16 - Aspasia

Hoy quedo con una deuda personal. Conocí a Aspasia demasiado tarde, quizás, como para haberme aventurado en lecturas sobre el contenido de letras, la relación entre el mecanismo particular de generación de letras y la producción de canciones... quién sabe, pero esto no me impide pensar. Es esto mismo, es el espacio de este grato descubrir desde el que escribiré hoy.

Fotografía por Sakura Postales @sakurapostales

En esta sesión Bushidō, Aspasia nos regala tres canciones de antaño en formato acústico: El monólogo del viejo con la muerte, Trampa y Tú, esta última en compañía de Javier Bravo y Daniel Puelma de Un día. Una guitarra acústica, la característica reproducción de diálogos, y en Tú, recitado en tiempo real. Sin duda la experiencia es muy particular, sea como se afronte el hecho de que hay alguien tocando al son de una reproducción de una lectura de un poema de Enrique Lihn, luego en torno a un diálogo de una película, y finalizando con el spoken word o derechamente lectura de poema con guitarra y voces. Este modo de hacer música nos viene a recordar que lo musical (potencialmente) se encuentra no sólo en lo hegemónico de sus prácticas, no sólo en las instancias pensadas-para y desde arriba, sino que lo musical se construye desde espacios comunes y desde veredas que muchas veces desconocemos (como musicales). Y yo mismo soy el primero en apuntarme y exponerme: cuántas veces me vi tentado en este texto de escribir "poema musicalizado, diálogo musicalizado, recitado con música"... Como separando lo que actúa en conjunto, como haciendo cirugías que apuntan a nada. Como restando de musical, como no-permitiendo que lo musical aparezca en donde no lo reconozco, y, por tanto, también imposibilitando y no reconociendo esta experiencia en lxs demás. Vaya actitud. El ejemplo más gratificante de esta aventura sobre la pregunta de la palabra-sonido y lo musical, a mí parecer, se da en Trampa, por la utilización del diálogo de película. Porque desde aquí y en adelante, no volveré a tener la misma experiencia con los diálogos, ya no podré solamente escuchar lo que se dice meramente, dado que se ha abierto una puerta más para que lo sonoro pueda gozar de lo musical, y viceversa.

Fotografía por Sakura Postales @sakurapostales

Por otro lado, agradezco toparme con música que apuesta por los momentos. Es reconfortante, para mí, toparme con músicas que golpean puertas para abrirse, para posibilitar elementos, para diversificar la expresión. Y más gusto me da la respuesta por parte de los seguidores de Aspasia, reconociendo algo de esto en su experiencia, y jugándose quizás qué cosas a través de esta particular manera de hacer música. Lo de Aspasia ha sido un grato descubrimiento personal, a la vez que un recordatorio de que hay músicas tan significativas para mis cercanxs y que desconozco, así mismo como muchos podemos desconocer de lo musical en diversas experiencias.




                                                                                                                                              -Josef

sábado, 4 de abril de 2020

Budō

Primero que todo, me gustaría contextualizar. Mi nombre no es Teresa, pero usaré este seudónimo para compartir mis emociones en este blog. Segundo, desde que conocí a Josef, se asomaron interrogantes. Asumo que estos dos puntos no tienen relevancia para ustedes, pero ojalá al llegar al final de esta lectura la tenga, al igual como lo tiene para mí.



La música es el medio que nos convoca aquí ¿Pero es la música realmente...?
¿Acaso no es tan significante que puede justificarse por sí misma?
No lo sé, pero como alguien que gira alrededor de ella, me lo estoy preguntando mucho. ¡Gracias Josef por esto!

Dialogar contigo querido, me ha hecho comprender que el hacer ante la duda, es algo de lo cual no puedo desistir. Y es algo también, de lo cual surgen muchas cosas. Budō, una de ellas.

Y hablando de Budō ¿Qué es Budō? ¿Es una intención de registrar música? ¿O es algo más allá? ¿Es Polanco, Juacida, Felipe y Javier? ¿Es darme hacia ellos, para así sentirme y quizás así trascender?
Ante la duda que abruma estos días, elijo creer en la segunda.



                                                                                                                                                -Teresa

domingo, 22 de marzo de 2020

Julio en la ventana. El oscilador suena. El gato duerme.

No siempre se escribe de quien puede ser un favorito, pero hoy tengo la fortuna.
La música que ofrece Polanco es, en lo personal, de lo más cautivador que me ha tocado escuchar de este temprano 2020. Conocí esta música hace a penas unos meses a través de la grabación La eternidad del proceso análogo, instancia que funcionó tanto como el lanzamiento de Música para filodendros del mismo Polanco, y como workshop sobre los procesos creativos, a grandes rasgos, en relación a la grabación en cinta (de lo cual esta nueva entrega también es partícipe). Resulta que de Polanco he disfrutado como pocos.

Setup a luz natural de Polanco, fotografía por Daniel Puelma


Julio en la ventana. El oscilador suena. El gato duerme. son 45' de música para sintentizadores, donde la astucia en el uso reducido e insistente de materiales (a través del método loop) se hace notar. Lo primero que pienso al escuchar esto, como músico, es en la limitación natural que ofrece la cinta al proveer canales limitados, y cómo se piensan las músicas en relación a esta limitación. Y es la limitación en el sentido de un espacio acotado, y, de nuevo, reducido, de lo que hace gala esta entrega, a mi parecer. Como hacedor de música drone puedo identificar que esta música se vale de la idea, dada la ausencia de un andar rítmico identificable así como al que estamos acostumbrados en otras músicas, tomando como ejemplo evidente la música pop. Este fenómeno es identificable desde el momento primero, donde el choque de pulsaciones en registro grave y en una poliritmia (que me es difícil de identificar por el timbre) me obliga a escuchar sin pulsación eje, sin un núcleo rítmico. Lo segundo que me remonta a la idea drone es una característica asociada (no necesaria, pero muy asociada): Desarrollo tímbrico/textural muy lento. Muy, muy lento. No sé qué expresión se utiliza para designar que pueden suceder eventos que, al no prestarse atención, suceden desapercibidos, algo como "el que pestañea pierde" pero aplicado a la escucha, y eso es muy aplicable a esta música. La aparición de elementos y sus desarrollos son sumamente cuidados, de un crecimiento paso a paso casi imperceptible, eso le entrega dinamismo a lo que se suele entender como una pieza estática o vertical, en la música drone. Se aplica este concepto dado que una música que "no cambia" se ofrece como un momento extendido en el tiempo, algo así como una fotografía musical, o escultura de sonido, como alguna vez leí.



Lo que me resulta impresionante, una vez ya iniciada la música, es poder crear un discurso que suele ser a veces difícil de sostener como el de música drone, pero sin embargo poder otorgarle prestancia para poder no sólo ser escuchado de esta manera, es decir, una música que no obliga. La primera vez que escuché este disco, de hecho, fue mientras hacía otras tareas y luego me relajaba... Escucha ambient. La segunda vez fue una escucha muy atenta.Y de ahí en adelante alterno, me dejo sorprender. Desde la escucha atenta me veo tentado a escuchar como escucho música drone o música minimalista, como ya dije antes: prestando atención a las partes que se mantienen en el tiempo, y prestando atención a los elementos que cambian. Lo mejor de todo es que también hay espacio para escuchas por comparación a músicas más habituales, y aquí debo remarcar que intento ser cuidadoso al hacer comparaciones dado que no conozco mucho sobre música de sintetizadores... Me arriesgo a decir que la tercer parte de la música me recuerda a algunas músicas que he escuchado de Thom Yorke. Muy amable pero sin dejar el ingenio. Lo otro que también me remite a una escucha más ligada al mundo de la música popular es la estructura: ABA (reduciendo mucho todo lo que sucede, claramente), que es una estructura a la que estamos bastante acostumbrados en la escucha, muy popular.

Setup a luz artifical de Polanco, fotografía por Daniel Puelma


Volviéndome sobre lo anteriormente dicho, y también cuestionándome yo la razón (o no razón) de reseñar, es que espero no haber hecho un spoiler, sino aportar en hacer palabra algunos pensamientos que son muy posibles a través de la música (o con la música, o para la música, etc.). Sobretodo en este tipo de músicas, que en lo personal yo disfruto mucho y de lo cual siempre me llevo pensamientos (y sensaciones) a otras músicas, incluso a otras instancias de tipo no musical. Estas músicas son potencialmente más cercanas de lo que parecen, y es ese el valor que intento hacer ver de mi experiencia a través de esta nueva entrega de Polanco: la versatilidad de poder habitar esa música, incluso siendo en primera instancia una música que desafía, como lo son los drones.

Gracias Polanco por la entrega, espero poder compartir contigo, sobretodo escenario.

                                                                                                                                                     -Josef