domingo, 2 de febrero de 2020

La eternidad del proceso análogo

Hace un tiempo se realizó una instancia que, bajo ciertas perspectivas, podría presentarse como un paréntesis, una rareza, un otro respecto de lo que entendemos por "tocata".
Hoy, algo de esta instancia vuelve a aparecer. Lo que se presentará a continuación es una breve reseña de la música acontecida en La eternidad del proceso análogo, lanzamiento en vivo del disco Música para filodendros a cargo de Polanco, y acompañado en la presentación por Francisco Juacida, en Café Brunet, Santiago. Esta instancia no sólo se sirvió de improvisaciones y muestrario de máquinas de sonido, sino de una conversación acerca de los procesos creativos en relación a la grabación en cinta y la música en disposición a grabarse, incluyendo apreciaciones tanto técnicas como emocionales sobre lo que sucede en medio, entre quieres graban y lo grabado.
Comenzaré con una breve reseña sobre las músicas que sucedieron en dicha instancia, para luego, y a manera inversa de lo ocurrido, detenerme en pensamientos y reflexiones sobre la instancia toda de La eternidad del proceso análogo.


Polanco en Café Brunet, fotografía por Daniel Puelma


Polanco nos ofrece una gran pieza titulada Lluvia de invierno, me atrevo a decir en una actitud drone, contemplativa, jugando con las apariciones y variaciones muy sutil y delicadamente. Un arpegio se mantiene durante toda la pieza, donde se notas tenidas aparecen y presentan variaciones levísimas, casi imperceptibles... Muy cautivador, en mi apreciación. Avanzada la pieza, el arpegio se someterá a variaciones, pero manteniendo el andar, ofreciéndose como el gran cambio de temple, dando espacio a otro tipo de intervenciones, siempre sutiles, siempre delicadas, haciendo lugar a pasajes decididamente tonales y de andar perceptible, intercambiando con escenarios más lisos en su temporalidad.
El final se asoma como una gran condensación del desarrollo de la pieza, a mi parecer. He aquí el núcleo.

Francisco Juacida en Café Brunet, fotografía por Daniel Puelma

En estas 4 piezas nos encontramos con variedad de propuestas texturales, desde reminiscencias a pistas de electrónica pop, acordes en loop, desarrollo del timbre en tiempo real, samples de paisajes, ruidos, incluso beats, hasta melodías tímidas (gestos, diría yo), reverberación por montones, contraposición de afinaciones entre la base y la melodía... Sí, afinaciones. Distintos ejes, o slightly detuned, como dirían algunos. Una actitud muy trance, muy acaparadora en términos sonoros, una música que ofrece material a los más atentos escuchas, y a los más "me dejé llevar". La última pieza destaca por su carácter drone, una pieza con un eje rítmico impredecible, a pesar de asomarse arpegios y pequeños gestos, más tímida en variaciones que las anteriores, más estática.


Grabadora de cinta Revox B77 Reel Recorder, fotografía por Daniel Puelma


Ya habiendo hablado sobre las músicas y su sonido, me abro a pensar sobre la instancia música sobre la cual se vivieron estas grabaciones...

Lo que más me llama la atención de esta instancia es, precisamente, su configuración en tanto instancia distinta de lo que entendemos por tocata. Antes de que nuestros compañeros hicieran lo suyo al rededor de los sintetizadores y la grabación en cinta, se dio lugar a un workshop sobre el proceso que aconteció a nivel de tocata: procesos de grabación en formato cinta. Los encargados de llevar a cabo el workshop fueron Daniel Puelma y Javier Bravo de Samsara Records, donde el primero nos contó sobre los aspectos técnico-teóricos de la grabación en cinta y el segundo desde la perspectiva de difusión de este tipo de formatos.

Lo que agradezco y destaco de este tipo de experiencias es que no sólo está reducida a la forma de mero instructivo sobre procesos, sino que se involucran aspectos que, además de situados, son de apreciación. Qué quiero decir: hay una parte de la experiencia misma en juego, de lo particular de esta instancia, que se hace notar por parte de los exponentes y ejerce un rol importante a la hora de explicar sobre (y vivenciar) el proceso creativo. Los exponentes nos hablan desde un lugar muy humano, muy consciente de las subjetividades en diálogo, muy consciente de lo que puede suscitar un proceso creativo con las características que ofrece la grabación en cinta y sus particularidades: los rituales, los limitantes, lo sugerente. Qué me pasa como músico, por tanto, qué le pasa a mi música al grabar en cinta. Preguntas que interpelan a cada agente activo en la actividad de grabar, de lo cual surge un punto en común entre las partes, un diálogo que busca resolver (aunque no necesariamente resuelva, este no es el objetivo, ni de interés, en lo personal). Si sigo estirando el chicle, la pregunta es qué nos ocurre luego, como músicos, al vivir esta experiencia. Cuál será nuestra relación con las grabaciones en general, en qué nos tocó la cinta. Cuál es la huella, ¿la hay? Aquí hablo desde mi pura experiencia: sí, en mi experiencia así ha ocurrido, y más a un nivel inconsciente que consciente, hasta incluso en un nivel de acercamiento de lo que es la instancia grabación en general. Por tanto, cómo la cinta ha cambiado mi música. En definitiva, hay una huella. La eternidad de este proceso análogo habita en mí, y me atrevo a decir que en todxs quienes lo experimentan, sin duda de maneras muy diversas.

Fotografía por Daniel Puelma


Todo lo anteriormente expuesto es una experiencia que interpela y atraviesa a todos quienes hacen la música, incluyo, por su puesto, a los oyentes. Recordemos que la música como fenómeno perceptivo existe en tanto suceda en un individuo, los oídos son el primer instrumento, como una vez me dijeron. Esto es lo que me interpela de la instancia, el workshop abre un espacio a la audiencia, un lugar desde el dónde situarse a participar de esta instancia música, por supuesto que cada uno habitando de manera distinta el espacio ofrecido. La experiencia workshop también es la experiencia de la instancia música, sobretodo porque lo expuesto en el workshop es lo que iba a acontecer en la tocata. No sólo nos vivimos de una clase instructiva, insisto, y luego de una tocata. Lo uno y lo otro difícilmente son indivisibles, están difícilmente aparte, en la experiencia, en la percepción, en la construcción de sentido. Este valor es uno que no suele vivirse todos los días, ni de esta manera. Yo aplaudo esta diferencia.

Parte del Setup de Polanco, fotografía por Daniel Puelma


                                                                                                                                                       -Josef

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