martes, 2 de junio de 2020

Psicografías de oscuridad y dolor: Entrevista a Migliz Mena

Hoy tengo el agrado y fortuna de presentar un nuevo formato para esta plataforma, a través de un debut que, a mí parecer, merece atención. Migliz Mena es una artista que tuve la suerte de conocer hace un tiempo, en el contexto de la gira "Bruma del Sur" de Principiante, acá en Chile el verano del 2019, cuando pasaba por la quinta región y a quien tuve la fortuna de acompañar, también, en algunas de sus presentaciones. En una fecha memorable en el centro artístico y espitirual Dharma en Concón, es que conocí y escuché a Migliz. Creo que todxs lxs presentes nos volvimos fan inmediatos. Para mí, fue un Momento, así con m mayúscula. Dejando las flores de lado, Migliz nos presenta su álbum debut homónimo solista, el cual me sorprende por su austeridad instrumental y profundidad emocional. Voz, ukelele, grabaciones de campo, reverb, y letras sobre experiencias íntimas, algunas directo al mentón. Toda esta experiencia me motivó a realizar una entrevista a esta prometedora artista que hoy da un primer (gran) paso. 

Proceso de grabación en Estudio Budō, fotografía por @sakurapostales


- Para comenzar, cuéntanos un poco de tu experiencia en la música y cómo es que llegaste a tomar la decisión de grabar un álbum

La única forma que se me ocurre de hablar de mi experiencia con la música es compararla con la parapsicología, así de absurdo puede ser, pero la puedo resumir en una serie de eventos extraños o fenómenos sugestivos que se han cultivado en mi cerebro desde que tengo memoria y tal cual como lo vemos desarrollado en un thriller estuve batallando con ella y sus apariciones fantasmagóricas a lo largo de mi vida. Nací y crecí en una familia artística y fui estimulada de esa forma desde muy temprana edad pero por alguna razón todo lo referente a la música para mi siempre fue un conflicto. Mi primera canción la compuse a los 6 años y desde ese momento no he parado de generar melodías casi involuntariamente, sin embargo la primera vez que compuse una canción y se la mostré a alguien fue a los 17 pues como explicaba el hecho de que viniera esta música a mi de forma espontánea hacia que automáticamente me tapara los ojos (u oídos) e hiciera cualquier esfuerzo para que desapareciera.

Hoy en la madurez solo puedo hacer suposiciones sobre esto y como seguramente era una manifestación de mi inseguridad. Lo pude dominar ya siendo adulta y estudiándola de forma técnica digamos que perdió parte de lo que la hacía espeluznante para mi cuando era más chica  pero hasta hoy sigue siendo una constante ese escalofrío cada vez que se presenta ante mi algún desarrollo creativo musical.

Después de algún tiempo conocí a personas que se alineaban a algunas de mi preferencias musicales y comencé a participar en varios proyectos donde me fui descubriendo realmente como músico pero de alguna manera seguía renegando de mi voz, de hecho el proyecto donde me he mantenido activa por más tiempo hasta la fecha era instrumental [Días de Septiembre]

Cuando emigré a este país lo hice por supuesto pensando en continuar en la medida de lo posible en caminos musicales pero antes de hacerlo había una lista larguísima de prioridades y eso sumado a que no conocía a absolutamente nadie acá mucho menos a nadie que hiciera música estuve en silencio por muchos años y muy lentamente fueron apareciendo algunas cosas. Propuestas, colaboraciones, etc. Pero a excepción de un par de ellas ninguna caló realmente en mi vida contemporánea así que seguí dejándolo pasar hasta que finalmente a mediados del 2016 comencé por primera vez a componer y almacenar canciones con la conciencia de quizás grabarlas y difundirlas en alguna oportunidad.

La realización de este disco se la debemos por siempre a Daniel Puelma de Estudio Budō jajaja estoy segura que si el no se hubiese empeñado en hacer que grabara todavía no hubiese pasado. Fueron muchos años de hacerle el quite por una cuestión principalmente de vida de migrante en donde sin darte cuenta te ves inmerso en un circulo vicioso de actividades que parecen vitales para tu supervivencia y que no te dejan espacio para nada que no lleve a recibir alguna remuneración para lograr finalmente vivir como una persona normal y segundo porque aparecían de nuevo esos fantasmitas en mi cabeza que me hacían cuestionar la calidad de mi música.

En ese sentido creo que realmente no decidí yo grabar este grupo de temas si no más bien respiré profundo y me dejé llevar.

- ¿Cómo influenció el proceso de grabación en Estudio Budō en el resultado de tu música?

Pues me parece que habiendo dicho lo anterior queda super claro que Estudio Budō juega un papel demasiado importante y esencial en lo que terminó resultando de la grabación de los temas.

Anteriormente había entrado a un estudio a grabar y aunque fueron experiencias exitosas definitivamente este proceso fue distinto para mi, siento que la cercanía humana y me atrevería a decir espiritual del equipo de Estudio Budō hacen que puedas conectarte muy fácil con lo que quieres hacer y que todo fluya de forma muy orgánica. Estoy infinitamente agradecida, contenta y satisfecha con el trabajo final y estoy segura de que es así porque siempre me sentí respaldada por personas talentosas, humildes y comprometidas con el arte de registrar música.



- Respecto a las canciones, me llama la atención su estructura y la manera que me sugieren que fueron abordadas, donde el canto y lo dicho tiene un rol más estructurante que el acompañamiento, siendo este último "minimalista" en el sentido cotidiano de la palabra. ¿De dónde viene esta decisión, hubo algún camino sugerido en el proceso de la composición o fue algo más bien fortuito?

Sí. definitivamente tienen una estructura minimalista con la que no siempre estuve amigada. Fue parte de esa lucha con el canto y la herramienta voz dentro de mi recorrido en la música pero al final lo abracé como representación de que realmente lo simple es lo más complejo y es justo eso lo que vamos olvidando mientras adquirimos mas experiencia o técnica en la música entonces es mucho más fácil disfrazar por decirlo de alguna manera las ideas. Es un arma de doble filo en realidad porque puedes dar con una trascendencia desde la música hacia la emocionalidad de quien escuche o puedes debilitar el concepto hasta hacerlo insulso.

En mi opinión el protagonista de estas canciones es su discurso verbal, creo que desde el comienzo fueron eso. Pequeños ensayos con acompañamiento.

- ¿Tiene alguna relación con lo sugerente de algunas canciones con músicas de tradición latinoamericana?

De una forma indirecta sí, es decir, no fue este género el concepto generador de las piezas registradas pero el folclore de mi país y más allá el de latinoamérica en general me ha acompañado de forma más cercana que nunca desde que emigré. No con una forma nostálgica a la que regrese para sentirme más cerca de donde nací si no más bien porque a pesar de cualquier disconformidad con mi tierra, social, política y hasta climática jaja siempre me he sentido muy orgullosa de nuestra música y su peculiaridad sobretodo por el amplio abanico de géneros que se extiende a lo largo de la tradición musical venezolana en donde podemos ser maestros en melodías de una complejidad barroca y por otra parte confeccionar tonadas de hermosura incomparable con muy pocas notas, entonces el llevar siempre presente esto creo que me da algo más de confianza al pensar que quizás no es tan descabellado haber tomado el camino de lo simplista.

- Debo detenerme a preguntar por un comentario que hiciste con respecto al proceso de hacer un álbum con este contenido, donde "Nunca antes había escrito canciones como espejo de mi propia personalidad y nunca más lo volveré a hacer". Me llama atención lo determinado que que significa decir algo así, ¿qué del proceso te hace sentir y pensar algo como esto, para llegar a tomar esta decisión? Y en relación a esto último, ¿piensas seguir creando y mostrando material musical pero no mediante el proceso que dices nunca volver a hacer?

A pesar de que el 2020 se está ganando el lugar del año más complicado que le ha tocado vivir a las generaciones contemporáneas, para mi el 2018 y 2019 siguen teniendo el puesto nº 1 en años catastróficos jaja. Atravesé por muchísimas situaciones que me pusieron al límite de mi vida y que sin quererlo traspase a la música. La mayoría de estas canciones surgieron casi psicográficamente mientras estaba en lugares de mucha oscuridad y dolor, las componía de principio a fin cantándolas y tocándolas mientras las grababa con mi celular como si ya me las supiera. De hecho nunca las escribí, cosa que fue una pesadilla para mi a la hora de saber que tenía que reinterpretarlas para tocar en vivo y posteriormente para grabar el álbum jajaja pero ahí me di cuenta que no era difícil rescatarlas y pasarlas al papel si no justamente re-conectarme con esos sentimientos de agobio. Entonces a menos que vuelva a pasar por circunstancias así (que espero con mi corazón que nunca más) creo que no sería capaz de pintar mi vulnerabilidad en una obra musical.

Soy comunicadora visual y guionista de profesión así que contar cuentos no es algo que me sea ajeno, de hecho me siento muy cómoda imaginando y relatando historias con o sin acompañamiento pero fue hasta hace muy poco que en el ámbito musical las historias comenzaron a partir de un sentimiento mío, de un sentimiento real o de una vivencia específica de mi tiempo presente. Quizás no lo hacía antes porque no me había encontrado nunca en la necesidad de drenar emociones y pensamientos que tenía atrapados por medio de la música, esta parte siempre la lograba a través de la corporalidad y el movimiento en la danza pero nunca con la música.

Desde la grabación de los temas que registramos hasta ahora han pasado varios meses y me he mantenido en constante creación sin pensar de forma intencional en que el desarrollo compositivo esta siendo distinto al anterior pero si hay un salto aparte, es otro mundo, lo que reafirma mi declaración de que muy probablemente este disco sea un elemento diferenciador de lo vaya a venir después.


 - ¿Hay algo que esperas en relación a tu álbum? Ya sea en relación a la escucha del público, algún mensaje que quisiste entregar, o algo que te hayas jugado en el proceso previo a su lanzamiento, etc.

Siento que desde que comenzó ha sido un proyecto tan personal que todo lo que traiga es completamente inesperado. Solo confío en que en esta conexión invisible que tenemos todos los seres vivos habrán probablemente personas que de alguna manera se vean reflejados en algún sentimiento que les evoque mi música y si es así y sirve para nos acompañemos en el tiempo y el espacio ya me doy por complacida.

- ¿Qué piensas de debutar con un proyecto en un momento de crisis política y sanitaria nacional, donde las formas de distribución de material artístico quedan mayoritariamente acotadas a las ventanas que ofrecen las plataformas digitales?

Pienso que ahora más que nunca se hace necesaria la música y las artes. La expresión artística tiene un poder sanador que trasciende cualquier creencia o dogma porque su alcance es transversal y puro por eso precisamente es tan importante. Que las cosas se hayan dado para que mi música vea la luz en un momento como este me sirve para sentir que estoy aportando a ese proceso restaurador físico y emocional en el nos encontramos.

Por supuesto que las plataformas digitales son una herramienta de suma importancia para quienes intentamos hacer vida con nuestro arte y siendo este minuto lo único que tenemos creo que debemos buscar la manera de aprovecharlas para poder llegar efectivamente a muchas más personas. En lo personal estoy bastante atrasada en lo que a temas de difusión digital se refiere creo que es la parte que menos me gusta cuando pienso en una vida dedicada a el arte jaja pero me siento tranquila y feliz de tener la orientación y apoyo de equipos como el de Estudio Budō y Samsara Records.



También puedes escuchar el álbum en Spotify y descargarlo por Bandcamp.

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